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Texto y fotografías: Daniel Sarmiento

La madre de las trans de Barranca

Yesaira Torres es lideresa de la población LGBT de Barrancabermeja. Cuando la guerra entre fuerza pública, guerrillas y paramilitares estaba en su peor momento, enfrentó a los comandantes de las autodefensas.

En la entrevista Yesaira vuelve recurrentemente a su infancia en Boyacá, y al momento en el que salió de la casa de sus papás, cuando era una adolescente, para no volver jamás.

“¡Yo soy como el arroz, vivo metida en todo!”, dice Yesaira Torres, conocida como “La madre de las trans” en Barrancabermeja y sus alrededores. Lleva 15 años hablando pasito, aunque cuando es necesario sube el volumen de la voz. Ella hace parte fundamental de la resistencia social que nació luego de que el conflicto armado se asentara en esta región. Pero su lucha empezó mucho antes, quizás desde que definió su identidad de género como mujer.


Pide que le tomen una foto “acá al lado del ruido, del escándalo”.



En medio de las comunas del barrio Las Malvinas, cerca de una bifurcación de caminos, está la peluquería de Yesaira. Pero este espacio es más que una peluquería. Es el escampadero y sitio de reuniones sociales de muchas trans; un cuartel donde se organizan quienes defienden las identidades de género y orientaciones sexuales no hegemónicas o normativas. Es habitual que alguna de sus amigas llegue en cualquier momento taconeando con efusividad, tome asiento, entrecruce sus piernas, se pongan a chismear un poco de todo y se rían a carcajadas. En esa dinámica prevalece el consejo y la voz madura de ‘Yes’, como la llaman algunos.

El ventilador suena como una bisagra que progresivamente va cediendo al uso. Por la resonancia de los parlantes a todo volumen, las pinzas para el cabello bailan sobre la mesa. En una de las paredes hay un afiche panorámico de algún país lejano: una imagen que les hace pensar en el lugar donde posiblemente murió una trans barranqueña llamada Raíza, alguien muy especial para Yes y todo su grupo de amigas.


Desde una esquina solitaria de Barrancabermeja ella blande la bandera LGBT.




A la izquierda está Yesaira en sus labores cotidianas en la peluquería que lleva su nombre. La acompaña su amiga Rozana, a quien se le va el tiempo leyendo noticias en su celular.



“Yo soy de Paipa (Boyacá), del campo, campo. Mi mamá ha sido madre soltera y ha estado solita siempre, sin nadie que le ayude. Nosotros somos seis hermanos y yo soy la de la mitad… A ella como que le molestaba mi condición, entonces me mandó a los 14 años a Barranca con mi tía, y desde entonces mi tía ha sido mi única familia”, cuenta.

Yesaira tenía 12 años cuando llegó a Barrancabermeja. Para ayudar económicamente a su tía tenía que realizar “trabajos de hombre”: cargar bultos, cargar mercancía en los camiones y acomodar estanterías en la plaza de mercado de Torcoroma. Su familia decía que eso era lo que le hacía falta: labores masculinas para “rectificar su camino”. Las jornadas eran largas y muy extenuantes, por eso nunca pudo ir al colegio. A los 16 años su tía la sacó de la casa porque tenía novio, y se fue a vivir con una cliente de la plaza. Allí, en la comuna Primero de Mayo, conoció el mundo gobernado por el conflicto armado.


Ella es muy creyente y habitualmente hace rituales de protección. Siempre tiene encendida una vela en su casa, incluso cuando sale de fiesta.




Hacia 1996, por cuenta de las FARC, Barrancabermeja estaba dividida en dos: por un lado estaban el centro histórico, Ecopetrol y la zona comercial, donde la Policía hacía presencia constante e interactuaba con la comunidad. La otra Barranca quedaba cruzando el puente elevado que lleva al barrio Las Malvinas y a las comunas populares de la ciudad; allí la Policía no existía y se escuchaban enfrentamientos ocasionales entre la guerrilla y el Ejército. En esta zona había toque de queda, un “código de convivencia” impuesto por los armados, se pagaba “vacuna” y los panfletos amenazantes eran noticias de cada día.

Por esa misma época Yesaira conoció a Raíza, la primera lideresa trans de la región, quien se convirtió en su guía, en su mentora; no solo le enseñó cómo manejar una peluquería sino que la formó como lideresa. Raíza resistió, visibilizó luchas por la inclusión y desde su peluquería ayudó a quienes apoyaban su causa. Hoy Yesaira hace lo mismo.


Esta es la única fotografía que tiene de Raíza: su vieja amiga, mentora y “madrina”, en la lucha por los derechos de la población LGBT.

De fiesta en Industrial, la única discoteca donde las chicas trans de Barranca se sienten cómodas, aceptadas y tranquilas.

“Nosotras pagábamos vacuna motilando a los comandantes o al que ellos nos dijeran. Cuando se formaban esas plomaceras, nos encerrábamos horas, días hasta que pasaran… Teníamos prohibido tener contacto con alguien de la fuerza pública… Todo empeoró con la llegada de los paramilitares, ellos entraron a la zona pisando duro y amedrentándonos”, recuerda.


Cuando la situación se hizo insostenible, Raíza y Yesaira fueron a hablar con el comandante paramilitar encargado, sin cita previa. Entraron a su base y cuestionaron abiertamente sus panfletos en contra de los homosexuales o “maricas”, como ellos las llamaban. Explicaron que no podían vivir así. Y concluyeron diciendo que ellas eran la voz de cerca de dos mil personas de sectores LGBT. “El comandante dijo que no nos iban a hacer nada siempre y cuando no llegaran nuevas compañeras trans”. Pronto se corrió la voz y la peluquería se convirtió en la sede de las nuevas activistas.


Junto a Carol, miembros de la Mesa Técnica Municipal LGBTI, en medio de la velatón contra el asesinato de líderes y lideresas del país, celebrada el 7 de julio.



Con el tiempo varias organizaciones, colectivos y grupos se unieron, y en 2016 crearon la Mesa Técnica Municipal LGBTI. Uno de sus principales objetivos es dialogar con la comunidad, entender sus preocupaciones, y sacar adelante iniciativas y políticas públicas incluyentes. Con ese fin crearon la “Motilona”: un recorrido que hacen de comuna en comuna hablando con la gente y cortándole el pelo a quien se apunte.


Yesaira y sus amigas en la velatón por los la defensa de los líderes y lideresas del país, realizada el 7 de julio, a la que asistieron unas 800 personas.



“Ellas vieron con buenos ojos que yo las representara ante la Mesa Técnica Municipal LGBTI, y una cosa lleva a otra. Luego fui candidata a la Asamblea Departamental de Santander: la primera trans en aspirar a un cargo público, en este departamento”, afirma.


Durante la velatón por la vida de los líderes y lideresas del país, se realizó una marcha del orgullo LGBT que también hizo un llamado a la paz.



Yesaira Torres dice que Barrancabermeja le ha dado todo: una familia que se perdona, que se apoya, que se acompaña, que se cuida. Una familia de la que ella es la madre: una madre valiente, fuerte y orgullosa.



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