Recorridos por los paisajes de la violencia en Colombia

Zona de montaña

A diferencia de la zona de litoral, los lugares identificados en la zona de montaña de los Montes de María no dan cuenta de la ocupación y dominio de un grupo, sino de un escenario de pugna entre guerrilla (Frentes 35 y 37 de las FARC) y paramilitares por el control militar, político e ideológico. Adicionalmente, la fuerza pública, que centró sus esfuerzos en la lucha contrainsurgente, no en pocas ocasiones terminó estigmatizando a la población civil al confundir el accionar de los movimientos sociales con el del grupo guerrillero.

Desintegración de Las Brisas. María Alejandra Arango para CNMH, 2016

Estas condiciones de “no permanencia” de los armados hicieron que los lugares identificados obedecieran más a la ocurrencia de hitos particulares y no tanto a acciones repetidas que implicaran rupturas entre la población y su territorio, como sí ocurrió en la zona litoral.

Masacre y desplazamiento en Mampuján y Las Brisas

Para Mampuján y Las Brisas el hito determinante lo encontramos entre la noche del 10 y el amanecer del 11 de marzo del año 2000.

Taller de cartografía y recorrido vereda Las Brisas. Celia del Pilar Páez para CNMH, 2016.

El 10 de marzo tres camiones con 60 paramilitares comandados por Cadena, Diego Vecino y Úber Bánquez, alias Juancho Dique, salieron de la finca El Palmar, tomaron la Ruta Nacional 90 y atravesaron el límite departamental rumbo a María La Baja (Bolívar). En este punto, y tras recorrer cerca de 50 kilómetros por una de las vías más importantes del Caribe colombiano, el grupo se reunió con otros 90 hombres armados. Luego iniciaron un recorrido por un camino destapado hacia la zona montañosa de los Montes de María.

Corregimiento Mampuján

La primera estación tuvo lugar en Mampuján, corregimiento de María La Baja. Cerca de las 8:00 pm fue ordenado el desplazamiento inmediato de la totalidad de la población debido a que quienes habitaban la zona eran considerados auxiliadores de la guerrilla. Adicionalmente, los hombres armados retuvieron por la fuerza a siete campesinos y los obligaron a servirles de guía para adentrarse en el desconocido terreno montañoso que llevaba a la vereda Las Brisas, donde se suponía había un campamento de la guerrilla de las FARC.

Así fue como Mampuján, en medio de la noche, quedó vacío.

Vereda Las Brisas

La vereda Las Brisas está ubicada en el corregimiento de San Cayetano (jurisdicción de San Juan Nepomuceno). A pesar de encontrarse cerca de la cabecera municipal de San Juan y a pocos kilómetros de Cartagena, históricamente ha estado aislada por la ausencia de vías y de servicios públicos básicos.

Décimas Rafael Posso

Las Brisas antes del conflicto

Las Brisas durante el conflicto

Las Brisas después del conflicto

Rafael Posso es uno de los sobrevivientes de la masacre de Las Brisas y uno de los principales líderes sociales de la región.

Sobre las 5:00 am de ese 11 de marzo el grupo de 150 hombres llegó a esta vereda. En un lugar conocido como El Zapote fueron dejados en libertad los campesinos retenidos en Mampuján y el grupo armado se dispuso a buscar el campamento guerrillero que motivó aquel despliegue. No obstante, y tras no encontrar rastros de la presencia insurgente, Cadena acusó a 12 personas de la vereda de pertenecer a la guerrilla, las llevó a una zona plana donde se encontraba un gran árbol de tamarindo y allí las torturó y asesinó.

Galería: dibujos de Rafael Posso que narran la historia del conflicto en la vereda Las Brisas, San Juan Nepomuceno.
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Rafael Posso

Antes de la masacre, el lugar que habitaba este árbol de tamarindo era un punto de encuentro de los pobladores de Las Brisas, Pela el Ojo, Aguas Blancas, Arroyo Hondo, Casinguí y Mampuján, pues allí confluían múltiples caminos de herradura de la región. En esta zona plana se comercializaban e intercambiaban productos y se celebraban fiestas y juegos veredales.

El Tamarindo. Javier Díaz para CNMH, 2016.

Este frondoso árbol de tamarindo se destaca entre los cultivos de ñame que han hecho famosos a los campesinos de San Juan Nepomuceno y las grandes extensiones de teca y palma aceitera que día a día aumentan su presencia en el campo colombiano. Mide unos 15 metros de alto y se encuentra cubierto de verdes hojas pinnadas. Su tallo, de gruesas raíces y atravesado por una enorme grieta, revela que su vida no ha sido corta y que bajo su sombra ha visto pasar buena parte de la historia de esta vereda que recibe su nombre por las fuertes corrientes de viento que recorren los cultivos y las viviendas de los campesinos que la habitan.

Tras este episodio, el compadrazgo se vio superado por la desconfianza, el temor y la angustia; los caminos que diariamente transitaban los pobladores pasaron a ser recordados como la ruta del horror; y los mulos, antes empleados para transportar cargas de ñame, tuvieron que llevar en sus lomos los cuerpos sin vida de familiares y amigos. El tamarindo pasó de ser un lugar de encuentro e intercambio a convertirse en el testigo mudo de la guerra.

Sobre el tamarindo

Habitantes de Las Brisas hablan sobre El Tamarindo, 2016

Luego de enterrar a sus muertos, la comunidad de Las Brisas se vio obligada a abandonar sus tierras. El tamarindo, por su parte, permaneció impávido en el mismo sitio; esperó paciente el retorno de la población y sufrió como propios los estragos de la masacre: sus ramas se secaron, dejó de producir frutos y una enorme grieta apareció en su tallo.

La grieta de El Tamarindo. Javier Díaz para CNMH, 2016.

Años después la historia y los propios perpetradores terminaron reconociendo que las víctimas de ese fatídico 11 de marzo no pertenecían a las filas de ningún grupo armado; se trataba de campesinos que sobrevivían entre el abandono del Estado y el fuego cruzado del conflicto armado.

La situación actual de Mampuján y Las Brisas revela retornos incompletos. Mampuján es un territorio en ruinas, devorado por la naturaleza, y cuyas huellas, después de 17 años, continúan narrando la historia del desplazamiento. El grueso de la comunidad hoy en día se encuentra asentada más cerca de la cabecera municipal de María La Baja, en un lugar que se ha denominado Nuevo Mampuján.

Ruinas del antiguo Mampuján. Foto Jesús Abad Colorado para CNMH, 2010.

Las Brisas, por su parte, muestra un mayor grado de retorno motivado por el fuerte arraigo de la población con el territorio y por la ausencia de oportunidades fuera de la vereda. Sin embargo, aunque la ruta del horror (desde Mampuján a El Tamarindo) hoy en día es narrada con esperanza como la ruta de la vida, las condiciones distan de ser óptimas y la población considera poco probable un retorno masivo. Cada año que pasa los lazos de las personas de la comunidad con su territorio (principalmente de los más jóvenes) se ven debilitados.

No obstante, este retorno parcial parece haber traído de regreso a la vida al emblemático árbol de tamarindo, pues volvió a florecer y a dar frutos como en aquellos tiempos en los que simbolizaba la unidad de los territorios de la región. Hoy es un símbolo de dolor y abandono, pero también de retorno, unidad y esperanza.