Recorridos por los paisajes de la violencia en Colombia

Construcción metodológica

Uno de los principales objetivos de la primera fase de este proyecto fue construir metodologías diferenciales para comprender los impactos de la guerra en el territorio y los sentidos y significados otorgados desde las personas que lo habitan. Durante esta fase el equipo de investigación trabajó con la Organización wiwa Golkushe Tayrona y con La Mesa Diversa de la Comuna 8 de Medellín.

En el caso wiwa se centró el trabajo en la construcción de una metodología mediante talleres de cartografía realizados en Riohacha con integrantes de la Organización Wiwa Golkushe Tayrona. Este proceso aportó a la comprensión del territorio como víctima del conflicto armado ya que permitió entender que el paisaje del territorio wiwa está compuesto por lugares sagrados interconectados y que por tanto la afectación a uno de estos repercute de manera directa en todo su entramado de relaciones con los demás lugares.

Ilustación: ©Manuel Moreno Rodríguez, 2017

El segundo caso abordado durante esta primera fase metodológica fue el de La Mesa Diversa de la Comuna 8 de Medellín. Este colectivo de trabajo está integrado por jóvenes LGTBI y heterosexuales que desde hace más de diez años vienen realizando un proceso de reivindicación de sus derechos, y en general de la población LGTBI en la ciudad, un ejercicio de incidencia política que ha permitido que sean reconocidos como sujeto colectivo de reparación, víctima del conflicto armado. Las jornadas colectivas de trabajo y los talleres de cartografía permitieron avanzar en la conceptualización en torno a las categorías de espacio, lugar y paisaje.

Reflexiones para comprender el daño al territorio: Caso wiwa

El equipo de enfoque étnico del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) emprendió un largo trabajo con la Organización Wiwa Golkushe Tayrona desde el año 2014. Con la conformación de un equipo de investigación local indígena, el CNMH acompañó distintos recorridos para comprender cómo el conflicto armado ha afectado al territorio. Luego, el proyecto Recorridos por los Paisajes de la violencia en Colombia apoyó la construcción de una metodología que tratara de recoger los resultados de dichos recorridos. En esta ocasión daremos a conocer los resultados de los talleres de cartografía participativa realizados con el equipo de investigación local indígena.

Carta de la organización Golkushe Tayrona al CNMH

Es en los sitios sagrados donde el pagamento cobra sentido, donde se logra el equilibrio con los espíritus de la naturaleza, donde se entienden las dimensiones del ser wiwa (corporal, material, física y espiritual). Cada sitio sagrado tiene una función para el mantenimiento del equilibrio: unos son para evitar enfermedades; otros, para garantizar buenas cosechas; algunos, para que el agua perdure hasta el fin de los días; y unos cuantos, para calmar los grandes desastres naturales que son producidos por los excesos de los hombres.

Cada sitio sagrado se comunica con otros lugares de pagamento en la Sierra y en el universo, lo cual forma una red que sostiene el equilibrio del mundo. Es como una red de comunicaciones: si se daña una antena, se rompe la conexión de muchos otros lugares sagrados, pero si establecemos una buena comunicación con estos lugares, si los protegemos, podremos vivir en armonía con la naturaleza. 

Mapa realizado por los investigadores locales durante el recorrido por el territorio ancestral, 2015.

La historia de las violencias contra los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta da cuenta de una cadena de factores que han debilitado nuestra cultura: la evangelización, la colonización campesina, la persecución a nuestros mamos (sabedores espirituales del pueblo indígena wiwa) por autoridades civiles y eclesiásticas, la guaquería (acción de saquear un lugar sagrado o bien patrimonial), la bonanza marimbera y cocalera, la fumigación, la presencia de grupos armados legales e ilegales en nuestro territorio y los megaproyectos. Todos de alguna manera han afectado los lugares sagrados, nuestro territorio, nuestra cultura. Si se debilita nuestra cultura, si se nos impide realizar los pagamentos, se pierde el equilibrio del universo, el equilibrio de los ciclos de la Madre Tierra. Por eso hoy los hermanos mayores insistimos que se escuche y obedezca al Shembuta (ley de origen de los wiwa): está pidiendo que cuidemos los sitios sagrados. El universo palpita, el territorio está vivo y sin corazón morirá.

En la medida en que permitamos el acceso de los mamos a los lugares sagrados y garanticemos que el conocimiento de estos siga transmitiéndose entre los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, podremos fortalecer el territorio afectado.

Varias comunidades del pueblo wiwa, de los departamentos de La Guajira y el Magdalena, nos hemos organizado para continuar la lucha ancestral por el fortalecimiento y la permanencia cultural, ambiental y espiritual de la Organización Wiwa Golkushe Tayrona del Resguardo Kogui-Malayo-Arhuaco. El resguardo pertenece a las tres etnias, fue creado mediante Resolución 078 de 1983 del Incoder y actualmente cuenta con 412.871 hectáreas comprendidas entre las cuencas hidrográficas del río Tucurinca en el departamento del Magdalena y el río Ranchería en el departamento de La Guajira.

La Organización Wiwa Golkushe Tayrona agrupa a las comunidades de las cuencas de los ríos Ranchería, Tapias, Jeréz (departamento de La Guajira) y Guachaca (departamento del Magdalena). Representa aproximadamente a 4.000 personas, de las cuales el 95% conserva la lengua propia, usa vestidos tradicionales y mantiene usos y costumbres tradicionales en sus prácticas espirituales, productivas y organizativas.

Desde el año 2013 la Organización emprendió un proceso de memoria histórica para identificar cómo el territorio ha sido victimizado por el conflicto armado y sus factores subyacentes. Es una construcción comunitaria y colectiva a la que hemos llamado Ruama Shama, a través de la cual se pretende recrear la memoria histórica. La iniciativa es liderada jóvenes wiwa de las diferentes comunidades y cuenta con el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica, la Organización Internacional para las Migraciones y, sobre todo, con la guía vital de los mayores del pueblo wiwa, aquellos seres de sabiduría a los que llamamos mamos y sagas, pilar fundamental de nuestro trabajo.

Como resultado de este proceso hemos construido una cartografía sagrada que busca mostrar cómo los lugares sagrados han sido afectados por la guerra y los factores subyacentes, y cuál es la repercusión de estas afectaciones en el mantenimiento del equilibrio del territorio y de la cultura wiwa. Con este trabajo buscamos visibilizar la comprensión que como wiwas tenemos del proceso de resistencia en el marco del conflicto de larga duración, en el cual el conflicto armado contemporáneo no es otra cosa que una manifestación más de la cadena de violencias que ha atentado contra nuestro pueblo, nuestra cultura y nuestro territorio.

Taller de cartografía con integrantes del pueblo Wiwa en Riohacha. Celia del Pilar Páez para el CNMH, 2016.

Queremos mostrar cómo hemos vivido las tensiones territoriales y la importancia del territorio como cuerpo afectado por las diversas manifestaciones de violencia. Todo esto para explicar cómo las consecuencias espirituales deben ser tenidas en cuenta cuando se realice un análisis del conflicto en el territorio wiwa, donde todo tiene vida, donde todo cobra sentido.

La invitación es a hacer una lectura desde la sencillez del corazón, preparar el alma para disponer el camino de lo ancestral y valorar el trabajo que se realiza desde la orientación de nuestros sabios y sabias.

Una forma de acercarse a la comprensión de los daños al territorio wiwa

Por: Margarita Sierra

Diseño realizado por María Alejandra Arango para el CNMH, 2016

El mapa es el resultado de algunas reflexiones acerca de las afectaciones al territorio wiwa. A partir de los encuentros de construcción de cartografía participativa, se determinó que el territorio wiwa ha sido víctima de múltiples factores que han comprometido la armonización de los lugares sagrados. Algunos de los factores señalados en el ejercicio de cartografía fueron:

  • Desplazamiento forzado, homicidios y fosas.
  • Minería, guaquería y saqueo/profanación.
  • Cultivos ilícitos y fumigaciones.
  • Megaproyectos: represas, puertos y agroindustria.
  • “Microproyectos”: tala de bosques y colonización de campesinos.
  • Instalación de campamentos de grupos armados y bases militares. Combates y artefactos bélicos abandonados en el territorio.

Para los wiwa el territorio es una telaraña de conexiones entre lugares sagrados, ninguno se encuentra aislado y, por ello, cualquier afectación a uno de ellos traerá consecuencias, pues resonará de manera inmediata en todos los puntos que lo conectan.  

Los lugares sagrados lesionados tienen un papel fundamental en la regulación, gobierno y equilibrio del pueblo wiwa. La resolución de conflictos, los procesos de duelo, el tránsito de los espíritus luego de la muerte, la disponibilidad de los alimentos, el bienestar de la fauna y la flora, el equilibrio de los géneros, la unión entre el hombre y la mujer, la seguridad del recién nacido, el buen destino de aquel que emprende labores fuera de casa, el trabajo colectivo, las relaciones familiares, la salud, el flujo de las aguas y los vientos, la sexualidad, la advertencia del trueno, la sanación de las cargas o “traumas” heredados de generaciones pasadas, la respuesta a preguntas esenciales y el consejo de los padres espirituales, entre otros aspectos, se ven entorpecidos por la vulneración de los lugares sagrados.

Esto quiere decir que las agresiones al territorio y a sus sitios sagrados no ocasionan solamente el resquebrajamiento de las relaciones con el ecosistema en términos del abastecimiento de recursos vitales, sino que, de manera fundamental, trastornan instancias igualmente vitales e interconectadas de la existencia wiwa.

En este sentido, el logro más relevante del ejercicio de memoria fue construir y poner a prueba un modelo dinámico de representación cartográfica cuyas herramientas y metodología viabilizan el desarrollo de múltiples “textos” sobre el territorio y, sobre todo, permiten mapear desde los principios constitutivos del territorio wiwa.

Taller cartografía Wiwa. Foto Celia del Pilar Páez para CNMH, 2016.

El ejercicio de traducción no fue fácil. Durante dos días se debatió en colectivo cómo hablar del territorio sin usar mapas planos con la división político-administrativa tradicional. Para ello, antes de pensar en cómo representar, los participantes wiwa señalaron un conjunto de temas que podrían servir para comprender por qué el territorio es un sujeto vivo con afectaciones profundas:

  1. Lugares sagrados afectados de manera directa: son aquellos sobre los cuales ha sido ejercido algún tipo de vulneración directa.
  2. Lugares sagrados lesionados por irradiación: son aquellos que han sido impactados debido su conexión intrínseca con lugares pares.
  3. Aspectos, instancias y componentes vitales del cosmos wiwa lesionados a raíz de la afectación de los lugares sagrados que los regulan: son los elementos de la existencia cuyo equilibrio y bienestar se encuentran bajo la tutela de los lugares sagrados. Durante el ejercicio se identificaron cinco grupos de daños a los lugares sagrados mapeados: 1) Formación espiritual y relación entre linajes y fauna; 2) Paso de niña a mujer y ciclos menstruales, padres y madres, intercambios espirituales, control del viento/lluvia y alimentación; 3) Casa de padres espirituales, oxígeno, infertilidad de la tierra y enfermedades circulatorias; 4) Envenenamiento de fauna, flora y agua, infertilidad, abortos y malformaciones congénitas y enfermedades; y 5) Alimentación, intercambio y tributo entre lagunas, mares y nevados, y gobierno propio.
  4. Factores que producen las afectaciones: a) Desplazamiento forzado, homicidios y fosas; b) Minería, guaquería y saqueo/profanación; c) Cultivos de uso ilícito y fumigaciones; d) Megaproyectos: represas, puertos y agroindustria; e) “Microproyectos”: tala de bosques y colonización de campesinos; y f) Instalación de campamentos de grupos armados y bases militares, combates y artefactos bélicos abandonados en el territorio.
Yeismith Armenta
Yeismith Armenta

Coordinador del equipo de investigadores locales de memoria histórica. Actualmente Secretario General de la Organización Wiwa Golkushe Tayrona.

Ahora bien, con el fin de poner en diálogo estas reflexiones se utilizaron las siguientes estrategias y herramientas para el mapeo:

  1. Los lugares sagrados afectados directamente y por irradiación fueron señalados en el mapa con maderos que contenían nueve huecos para hacer referencia a las nueve dimensiones en que los wiwa proyectan su relación con el territorio.
  2. Cada categoría de afectaciones fue identificada con un color: a) Desplazamiento forzado, homicidios y fosas; b) Minería, guaquería y saqueo/profanación; c) Cultivos de uso ilícito y fumigaciones; d) Megaproyectos: represas, puertos y agroindustria; e) “Microproyectos”: tala de bosques y colonización de campesinos; y f) Instalación de campamentos de grupos armados y bases militares, combates y artefactos bélicos abandonados en el territorio.
  3. Los lugares afectados directamente fueron identificados con un corazónEl símbolo del corazón fue elegido por los participantes porque los lugares sagrados son percibidos como “corazones del mundo”. adherido a la punta superior del madero, cuyo color variaba según la categoría de afectación que los comprometía.
  4. La interconexión y simultaneidad existente entre los lugares sagrados afectados directamente y aquellos irradiados se representó por medio de hilos que, al enhebrarse a través de los orificios de los maderos, tejían los circuitos de enlaces. Cada uno de estos circuitos se tejía con el hilo del color correspondiente a la categoría de afectación implicada.
  5. Las instancias de la existencia que los lugares sagrados afectados rigen y sus daños asociados fueron identificados con números que se colgaron de los hilos tejidos según su correspondencia con cada categoría de afectaciones. De esta manera se establecieron las repercusiones que cada una de estas categorías representa para el cosmos cultural.

Edinson Vidal Daza. Heridas tangibles de la guerra en el paisaje.

En el caso concreto del pueblo wiwa, si bien la noción del territorio como víctima se enuncia frecuentemente, se percibe que cuando los hablantes no se expresan tácitamente dentro del discurso posicionado por la institucionalidad, se refieren al territorio como “dañado”, “sordo”, “asustado” o “enfermo”. Dichas nociones se encuentran en un registro conceptual muy distinto al de “víctima”. Por tal razón, resultaría pertinente tener en cuenta las implicaciones culturales de la instalación de este tipo de categorías y, en lo posible, tratar de matizarlas con nociones que respondan a los códigos cognoscitivos y subjetivos propios de los grupos poblacionales con los que se trabaja.

Mapa realizado por los investigadores locales de la Organización wiwa Golkushe Tayrona, 2015.

Visita www.wiwagolkushetayrona.org

Aproximaciones a los lugares de la violencia de la Comuna 8 de Medellín

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Contexto

La ciudad de Medellín ha sido foco de la guerra de las últimas décadas. Desde los ochenta, con el auge del narcotráfico, la violencia se ha recrudecido en la ciudad, siendo los barrios de menores recursos, denominados “populares” o “comunas” los más afectados. En estos barrios los capos de la mafia hicieron sus escuelas de sicarios valiéndose de los hombres más jóvenes y convirtiéndolos en los nuevos actores de la guerra.

A la violencia del narcotráfico, le siguió la llegada de las milicias de la guerrilla a las diferentes comunas de Medellín como las 13, 8, 6, 5, 1 entre otras. Las milicias llegaron para controlarlo todo. Decretaron horarios, formas de relacionarse, de habitar el espacio; generaron espacios comunitarios, “talleres de liderazgo” con los jóvenes, patrullaron los barrios día y noche, y así se convirtieron en “la ley”. Luego, desde mediados de los noventa, llegaron los paramilitares del Bloque Cacique Nutibara, el Bloque Metro y el Bloque Héroes de Granada, para enfrentarse a las milicias y arrebatar el control de los barrios que se convirtieron en rutas de narcotráfico. Los paramilitares encontraron dos grandes aliados: los jóvenes que habían sido entrenados como sicarios por los capos del narcotráfico y una fuerza pública incapaz de controlar a las milicias, presionada por el gobierno y por una parte de la ciudadanía que le exigía poner punto final a esta situación. Esos factores propiciaron una de las peores ofensivas militares que ha sufrido Medellín: la Operación Orión, y demás operaciones llevadas a cabo en la Comuna 13 como la Operación Mariscal, ocurridas en el año 2002.

A partir de ese momento, los paramilitares tomaron el control de la Comuna 13 y lo mismo ocurrió en las diferentes comunas de Medellín hasta el año 2005 cuando los paramilitares se desmovilizaron y los jefes fueron extraditados. Esto hizo que los mandos medios tomaran el control de los barrios a través de los “combos”. Desde entonces diversos combos comandados por grandes estructuras como la Oficina de Envigado, los Urabeños, las Autodefensas Gaitanistas, bajo el mando de personas conocidas como alias “Sebastián”, “El Gomelo”, “Valenciano”, entre otros, que han sido capturados o asesinados y a su vez reemplazados por nuevos jefes. A través de los combos se mantiene el control de la ciudad desde los barrios populares; generalmente cuando cae un jefe (capturado o asesinado) se da una reorganización de las estructuras que se manifiesta en episodios de recrudecimiento del conflicto, las balaceras, las amenazas, los enfrentamientos se multiplican, hasta que todo vuelve a su “orden natural”, y los mismos combos plantean “soluciones” como el “pacto del fusil”, que mantiene los barrios en una tensa calma (Defensoría del Pueblo, Informe de riesgo 008-13).

Por Estefanía González

A partir del primer ejercicio de cartografía realizado con los integrantes de La Mesa Diversa de la Comuna 8, donde se nombró y se ubicaron los lugares de riesgo para la población LGBTI, los participantes propusieron cuatro tipos de categorías para referirse a estos lugares:

  1. Lugares que perviven y son invisibilizados
  2. Lugares borrados
  3. Lugares resignificados
  4. Lugares estigmatizados

Cartografía de la Comuna 8 – Diseño realizado por María Alejandra Arango para el CNMH, 2016.

1. Lugares que perviven y son invisibilizados: espacios físicos o lugares que siguen siendo marcados por prácticas de violencia agenciadas por actores armados legales e ilegales. Dentro de los repertorios más nombrados está la agresión física, el asesinato, el desplazamiento forzado, la prohibición para habitar. Estos lugares se muestran como espacios ciudadanos de convivencia, como parte de una política de transformación del espacio público pero en realidad continúan siendo lugares del horror.  Para los jóvenes de la Mesa Diversa esta actitud deviene en riesgos y en la imposibilidad de enfrentar una problemática que requiere acciones de manera urgente.

Entre los lugares señalados encontramos las escalinatas que son unas escaleras que atraviesan parte del territorio. Anteriormente en esta zona estaba ubicado el barrio La Mano de Dios, un barrio que fue incendiado en su totalidad, hecho que se presume fue provocado por un combo en contra del combo que comandaba allí. En la actualidad, jóvenes pertenecientes a distintos combos se ubican en las escalinatas para controlar el tránsito humano. Muy pocas personas en la Comuna se atreven a hacer este recorrido, en especial miembros de la comunidad LGTBI. A pesar de que las escalinatas acortan el camino, una especie de atajo para subir y bajar la comuna, la gente prefiere dar una larga vuelta para evitar pasar por ahí.

2. Lugares borrados: lugares que históricamente estaban asociados a la violencia y que fueron borrados por nuevas construcciones y por espacios públicos. Entre estos lugares encontramos por ejemplo La Bombonera, antigua cancha donde fueron secuestrados dos jóvenes que hacían parte de un grupo juvenil y que luego aparecieron descuartizados. En la actualidad en este lugar está ubicada una estación del metrocable. La comunidad expresa que si bien esto es importante para la movilidad, también era necesario hacer un proceso de memoria allí antes de la construcción.

3. Lugares resignificados: lugares resignificados por la comunidad como un proceso de resistencia, apropiación, construcción y transformación colectiva. Entre estos lugares se señala por ejemplo Casa Vivero, anteriormente una casa de tortura de los paramilitares desmovilizados. Hoy en día es un espacio donde se realizan diversas actividades comunitarias.

“En esta casa (Casa Vivero) los paramilitares hicieron lo que quisieron después de la desmovilización. La casa se les entregó como un espacio de resocialización para que trabajaran, y de día todo parecía normal, pero de noche torturaban y asesinaban gente y en el paradero de buses que queda justo arriba de la casa, tenían un campo de entrenamiento para disparar. Hoy en día este es un espacio que se le ha devuelto a la comunidad, aquí la gente hace talleres, hace otras cosas” Jóvenes Mesa Diversa

4. Lugares estigmatizados: lugares en los que continúan ocurriendo eventos violentos pero también procesos de transformación social. Debido a la historia de violencia acontecida en estos lugares, en la actualidad la población los asocia a lugares peligrosos y violentos. Tal es el caso del barrio La Sierra que luego del documental realizado hace más de diez años fue estigmatizado como uno de los lugares más peligrosos de la Comuna 8. Este estigma no permite visibilizar procesos ciudadanos y culturales que tratan de resignificar los sentidos de este barrio. Allí se encuentra ubicada la biblioteca comunitaria Nadino, un lugar de encuentro, trabajo colectivo, un espacio para desarrollar diferentes actividades, que es gestionado y liderado por un joven del barrio con el apoyo de personas de la comunidad. Así mismo ocurre con el barrio Villatina, un lugar que pese a que se intenta mostrar desde la administración pública como un espacio de paz, no deja de ser visto por el resto de la ciudad como un lugar de la guerra y el horror.

Esta propuesta conceptual realizada por La Mesa Diversa de la Comuna 8 fue fundamental para entender cómo el espacio urbano toma lugar en las narrativas cotidianas, en las maneras como la gente se moviliza, en cómo se leen los lugares y qué significados se atribuyen en relación a su propia historia. Teniendo en cuenta que estos lugares fueron caracterizados en 2016, puede que a la fecha de la publicación de este Especial web muchos de los lugares hayan transitado a otra categoría.

Talleres de cartografía comuna 8 de Medellín

Talleres de cartografía en Medellín. Celia del Pilar Páez para el CNMH, 2016