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Si alguna condición, cualidad o atributo destaca de forma significativa en la vida y obra de Alberto Quintero Herrera es en esencia su vocación política. Su trayectoria comprende alcaldías, concejos y asambleas departamentales. Pero esa vida intensa, dedicada al servicio público y como el mismo lo decía: para favorecer a la comunidad, estuvo cruzada –al mismo tiempo- por la dedicación que profesaba a su familia y la devoción y fervor por una cultivada religiosidad que le acompañó siempre. Un día sentenció: “Me debo a Dios nuestro Señor, a mi gente, a mi familia y a mi pueblo. He trabajado con honestidad. El tiempo y mis obras lo dirán”.
Su perfil biográfico se construyó en las conversaciones colectivas con sus hermanas, Luz Mila, Luz Ayda, Luz Mery, Lucía (y su esposo Alirio Barreto) y su hermano José Diego. También con la voz de su sobrina Stella Galvis Quintero y del padre Aymer Osorio, quien fue compañero de seminario. Otros aportes corresponden a amigos de causa política.